Reflexión Lección 365 Día 31 de Diciembre. Un Curso de Milagros. Helen Schucman. Solo Por Hoy. Coda.

-soloporhoy.net

Plegaria Solo por Hoy
"Dios Concédeme la Serenidad para Aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que sí puedo y Sabiduría para distinguir la diferencia."

Así Sea. Así Sea. Así Sea.


El Milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano, así como mi hermano también. Es una comunicación directa con Dios, tal y como lo concibas, indicando que la condición aparente entre Dios y el hombre es una falsa separación. Un milagro es una reparación a través del perdón. El propósito de estas lecciones es entrenar a tu mente para esta transformación. Nada irreal existe, nada real puede ser amenazado; en eso radica la Paz de Dios. Meditaciones Solo por Hoy. Literatura Codependientes Anónimos.


EN NUESTRAS LECCIONES FINALES UTILIZAREMOS LA MÍNIMA CANTIDAD DE PALABRAS POSIBLES

Tan sólo las utilizaremos al principio de nuestras prácticas, y únicamente para que nos recuerden que lo que buscamos es ir más allá de ellas.


Dirijámonos a Aquel que nos guía en nuestro camino y que imparte seguridad a nuestros pasos.


En Sus manos dejamos estas lecciones, y de aquí en adelante le entregamos también nuestras vidas.

Pues no queremos volver a creer en el pecado, que fue lo que hizo que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso desde cualquier punto de vista, y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder tener confianza o de escapar del dolor. El suyo es el único camino para hallar la paz que Dios nos ha dado.

Su camino es el que todo el mundo tiene que recorrer al final, pues éste es el final que Dios Mismo dispuso.

En el sueño del tiempo este final parece ser algo muy remoto.

Sin embargo, en verdad ya está aquí, como un amable guía que nos indica qué camino tomar.

Marchemos juntos por el camino que la verdad nos señala.

Y seamos los líderes de los muchos hermanos que andan en busca del camino, pero que no lo encuentran.

Consagremos nuestras mentes a este propósito, poniendo todos nuestros pensamientos al servicio de la salvación.

La meta que se nos ha asignado es la de perdonar al mundo.

Ésa es la función que Dios nos ha encomendado.

Y lo que buscamos es el final del sueño, no como nosotros queremos que dicho final sea, sino como lo quiere Dios.

Pues no podremos sino reconocer que todo aquello que perdonamos es parte de Dios Mismo.

Y así, Su recuerdo se reinstaurará en nosotros completamente y en su totalidad.

Nuestra función es recordarlo a Él aquí en la tierra, tal como se nos ha dado ser Su Propia compleción en la realidad.

No nos olvidemos, por lo tanto, de que nuestro objetivo es uno que compartimos, pues en ese recordar es donde radica el recuerdo de Dios y lo que nos señala el camino que conduce hasta Él y hasta el Remanso de Su paz.

¿Cómo no vamos a perdonar a nuestro hermano, que es quien nos puede ofrecer esto?

Él es el camino, la verdad y la vida que nos muestra el sendero.

En él reside la salvación, que se nos ofrece a través del perdón que le concedemos.

No terminaremos este año sin el regalo que nuestro Padre le prometió a Su santo Hijo.

Hemos sido perdonados.

Y nos encontramos a salvo de toda la ira que le atribuíamos a Dios y que después descubrimos no era más que un sueño.

Se nos ha restituido la cordura, en la que comprendemos que la ira es una locura, el ataque algo demente y la venganza una mera fantasía pueril.

Nos hemos salvado de la ira porque nos dimos cuenta de que estábamos equivocados.

Eso es todo.

¿Y se encolerizaría un padre con su hijo porque éste no hubiese comprendido la verdad? Venimos a Dios y con honestidad le decimos que no habíamos entendido, y le pedimos que nos ayude a aprender Sus lecciones a través de la Voz del Maestro que Él Mismo nos dio.

¿E iba Dios acaso a hacerle daño a Su Hijo?

¿O bien se apresuraría a contestar de inmediato, diciendo: "Este es Mi Hijo, y todo lo que tengo le pertenece"?

Ten por seguro que así es como responderá, pues éstas son Sus Propias Palabras para ti.

Y nadie podrá jamás tener más que esto, pues en esas Palabras yace todo lo que existe y todo lo que jamás existirá por los siglos de los siglos, así como en la eternidad.


LECCIONES 361-365
Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará.

Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también.

Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré.

Él está a cargo a petición mía.

Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.


EPÍLOGO

Este curso es un comienzo, no un final.

Tu Amigo te acompaña.

No estás solo.

Nadie puede llamarlo en vano. Sean cuales sean tus problemas ten por seguro que Él tiene la solución y que gusto samente te la dará sólo con que te dirijas a Él y se la pidas.

Él no se negará a darte todas las respuestas que necesites para cualquier cosa que parezca perturbarte.

Él sabe cómo solventar todos los problemas y aclarar todas las dudas.

Su certeza es tuya.

Tan sólo necesitas pedírsela, para que te sea dada. Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba, después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren entremedias.

De hecho, tu camino es todavía más seguro.

Pues es imposible cambiar el curso de aquellos que Dios ha llamado a Su vera.

Obedece, por lo tanto, tu voluntad, y sigue a Aquel a Quien aceptaste como tu voz, para que te diga lo que realmente quieres y necesitas.

Suya es la Voz que habla por Dios y también por ti.

Por lo tanto, Él habla de la libertad y de la verdad.

Ya no se asignarán más lecciones específicas, pues ya no son necesarias.

En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla por Dios y por tu Ser cuando abandonas el mundo para buscar en su lugar la realidad.

Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera.

Suya es la Palabra que Dios te ha dado.

Suya es la Palabra que elegiste para que fuese la tuya propia.

Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus fieles seguidores y Él, vuestro Guía en toda dificultad o dolor que consideréis real.

Él no os dará ningún placer pasajero, pues sólo da lo bueno y lo eterno.

Dejad que Él os prepare aún más.

Él se ha ganado vuestra confianza hablándoos diariamente de vuestro Padre, de vuestro hermano y de vuestro Ser.

Y continuará haciéndolo.

Ahora camináis con Él, tan seguros de vuestro destino como lo está Él, tan seguros de cómo debéis proceder como lo está Él, tan seguros de la meta y de que al final la alcanzaréis como lo está Él. El final es seguro, y los medios también.

A esto decimos "Amén".

Cada vez que tengas que tomar una decisión se te indicará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto.

Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acerque aún más al Cielo.

Así es como hemos de caminar con Él de ahora en adelante, recurriendo a Él para que nos guíe, nos brinde paz y nos ofrezca una dirección segura:

El júbilo nos acompaña,

pues nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para darnos la bienvenida.

A Él le encomendamos nuestros pasos y decimos "Amén”.

Continuaremos recorriendo Su camino en paz, confiándole todas las cosas.

Y esperaremos Sus respuestas llenos de confianza, cuando le preguntemos cuál es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos.

Él ama al Hijo de Dios tal como nosotros queremos amarlo.

Y nos enseña cómo contemplarlo a través de Sus ojos y a amarlo tal cómo Él lo ama.

No caminas solo.

"Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti.
Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado."

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