Reflexión Lección 72 Día 13 de Marzo. Un Curso de Milagros. Helen Schucman. Solo Por Hoy. Coda.

-soloporhoy.net


Plegaria Solo por Hoy
"Dios Concédeme la Serenidad para Aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que sí puedo y Sabiduría para distinguir la diferencia."

Así Sea. Así Sea. Así Sea.


El Milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano, así como mi hermano también. Es una comunicación directa con Dios, tal y como lo concibas, indicando que la condición aparente entre Dios y el hombre es una falsa separación. Un milagro es una reparación a través del perdón. El propósito de estas lecciones es entrenar a tu mente para esta transformación. Nada irreal existe, nada real puede ser amenazado; en eso radica la Paz de Dios. Meditaciones Solo por Hoy. Literatura Codependientes Anónimos.


LECCIÓN 72
ABRIGAR RESENTIMIENTOS ES UN ATAQUE CONTRA EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACIÓN.

1. Aunque hemos reconocido que el plan del ego para la salva­ción es el opuesto al de Dios, aún no hemos puesto de relieve que es también un ataque directo contra Su plan y un intento deliberado de destruirlo
En dicho ataque se le adjudican a Dios aque­llos atributos que de hecho le corresponden al ego, mientras que el ego parece asumir los de Dios.

2. El deseo fundamental del ego es suplantar a Dios
De hecho, el ego es la encarnación física de ese deseo. Pues es este deseo lo que parece encerrar a la mente en un cuerpo, manteniéndola sola y separada e incapaz de llegar a otras mentes, excepto a través del mismo cuerpo que fue hecho con el propósito de aprisionarla. Poner límites en la comunicación no es la mejor manera de expandirla. No obstante, el ego quiere hacerte creer que lo es.

3. Aunque el intento de mantener las limitaciones que un cuerpo impone es obvio aquí, tal vez no sea tan evidente por qué razón abrigar resentimientos constituye un ataque contra el plan de Dios para la salvación. 
Examinemos, pues, cuáles son las cosas contra las que tienes la tendencia a abrigar resentimientos. ¿Acaso no están siempre asociadas con algo que un cuerpo hace? Una persona dice algo que no te gusta. O bien hace algo que te desagrada. Dicha persona "delata" sus pensamientos hostiles con su comportamiento.

4. En este caso no estás tratando con lo que la persona es
Por el contrario, en lo único que te fijas es en lo que esa persona hace en el cuerpo. Y no sólo no la estás ayudando a librarse de las limita­ciones de su cuerpo, sino que estás tratando activamente de atarla al cuerpo, al confundirla con éste y juzgar que ella y su cuerpo son una misma cosa. De este modo se ataca a Dios; pues si Su Hijo no es más que un cuerpo, eso es lo que Él debe ser también. Es inconcebible que un creador pueda ser radicalmente distinto de su creación.

5. Si Dios fuese un cuerpo, ¿cuál sería Su plan para la salvación? ¿Qué otra cosa podría ser sino la muerte? Y al tratar de presen­tarse a Sí Mismo como el Autor de la vida y no de la muerte, resultaría ser un mentiroso y un impostor, lleno de falsas promesas, que ofrece ilusiones en vez de la verdad. 
La aparente reali­dad del cuerpo hace que esta perspectiva de Dios parezca con­vincente. De hecho, si el cuerpo fuese real, sería imposible no llegar a esta conclusión. Cada resentimiento que abrigas reitera que el cuerpo es real. Cada resentimiento que abrigas pasa por alto completamente lo que tu hermano es. Refuerza tu creencia de que él es un cuerpo y lo condena por ello. Y afirma que su salvación tiene que ser la muerte, al proyectar este ataque sobre Dios y hacerlo responsable de ello.

6. A esta arena cuidadosamente preparada, donde animales fero­ces acechan a sus presas y la clemencia no puede hacer acto de presencia, el ego viene a salvarte. 
Dios te hizo un cuerpo. Muy bien. Aceptemos esto y alegrémonos. En cuanto que cuerpo, no te prives de nada de lo que el cuerpo te ofrece. Apodérate de lo poco que puedas. Dios no te dio nada. El cuerpo es tu único salvador. Representa la muerte de Dios y tu salvación.

7. Ésta es la creencia universal del mundo que ves. 
Hay quienes odian al cuerpo y tratan de lastimarlo y humillarlo. Otros lo veneran y tratan de glorificarlo y exaltarlo. Pero mientras tu cuerpo siga siendo el centro del concepto que tienes de ti mismo, estarás atacando el plan de Dios para la salvación y abrigando resentimientos contra Él y contra Su creación, a fin de no oír la Voz de la verdad y acogerla como Amiga. El que has elegido como tu salvador ocupa Su lugar. Él es tu amigo; Dios, tu ene­migo.

8. Hoy trataremos de poner fin a estos ataques absurdos contra la salvación, y en lugar de ello, trataremos de darle la bienvenida. 
Tu percepción invertida ha sido la ruina de tu paz. Te has visto a ti mismo como que estás dentro de un cuerpo y a la verdad como algo que se encuentra fuera de ti, vedada de tu conciencia debido a las limitaciones del cuerpo. Ahora vamos a tratar de ver esto de otra manera.

9. La luz de la verdad está en nosotros, allí donde Dios la puso. 
El cuerpo es lo que está fuera de nosotros, y no es lo que nos concierne. Estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural. Reconocer la luz de la verdad en nosotros es reconocernos a nosotros mismos tal como somos. Ver que nuestro Ser es algo separado del cuerpo es poner fin al ataque contra el plan de Dios para la salvación y, en lugar de ello, aceptarlo. Y dondequiera que Su plan se acepta, ya se ha consumado.

10. Nuestro objetivo para las sesiones de práctica más largas de hoy, es hacernos más conscientes de que el plan de Dios para la salvación ya se ha consumado en nosotros. Para lograr este obje­tivo tenemos que reemplazar el ataque por la aceptación. Mien­tras sigamos atacando, no podremos entender cuál es el plan de Dios para nosotros. Estaremos, por lo tanto, atacando lo que no reconocemos. Vamos a tratar ahora de suspender todo juicio y de preguntarle a Dios cuál es Su plan para nosotros:

¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé. Dímelo, para que lo pueda entender.

Luego aguardaremos quedamente Su respuesta. Hemos ata­cado el plan de Dios para la salvación sin habernos detenido a escuchar en qué consistía. Hemos expresado nuestros resenti­mientos con gritos tan ensordecedores, que no hemos escuchado Su VOZ. Hemos utilizado nuestros resentimientos para cubrirnos los ojos y para taparnos los oídos.

11. Ahora queremos ver, oír y aprender. 
"¿Qué es la salvación, Padre?" Pregunta y se te contestará. Busca y hallarás. Ya no le estamos preguntando al ego qué es la salvación ni dónde encon­trarla. Se lo estamos preguntando a la verdad. Ten por seguro, entonces, que la respuesta será verdad, en virtud de Aquél a Quien se lo estás preguntando.

12. Cada vez que sientas que tu confianza flaquea y que tu espe­ranza de triunfo titubea y se extingue, repite tu pregunta y tu petición, recordando que le estás preguntando al infinito Crea­dor de lo infinito, Quien te creó a semejanza de Sí Mismo:

¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé. 4Dímelo, para qué lo pueda entender.

Él te contestará. Resuélvete a escuchar.

13. Hoy sólo será necesario una o quizás dos sesiones de práctica cortas por hora, ya que serán un poco más largas que de costum­bre. 
Los ejercicios deben comenzar con lo siguiente:

Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación. Permíteme aceptarlo en lugar de ata­carlo. ¿Qué es la salvación, Padre?

Luego espera en silencio un minuto más o menos, preferible­mente con los ojos cerrados, y aguarda Su respuesta.

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