Reflexión Lección 90 Día 31 de Marzo. Un Curso de Milagros. Helen Schucman. Solo Por Hoy. Coda.

-soloporhoy.net


Plegaria Solo por Hoy
"Dios Concédeme la Serenidad para Aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que sí puedo y Sabiduría para distinguir la diferencia."

Así Sea. Así Sea. Así Sea.


El Milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano, así como mi hermano también. Es una comunicación directa con Dios, tal y como lo concibas, indicando que la condición aparente entre Dios y el hombre es una falsa separación. Un milagro es una reparación a través del perdón. El propósito de estas lecciones es entrenar a tu mente para esta transformación. Nada irreal existe, nada real puede ser amenazado; en eso radica la Paz de Dios. Meditaciones Solo por Hoy. Literatura Codependientes Anónimos.


LECCIÓN 90

Éstas son las ideas que vamos a utilizar en este repaso:


1. Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

Hoy quiero darme cuenta de que el problema es siempre alguna forma de resentimiento que quiero abrigar. Quiero comprender también que la solución es siempre un milagro al que le permito ocupar el lugar del resentimiento. Hoy quiero recordar la simpli­cidad de la salvación, reforzando la lección de que sólo hay un problema y sólo una solución. El problema es un resentimiento; la solución, un milagro. E invito a la solución cuando perdono la causa del resentimiento y le doy la bienvenida al milagro que entonces ocupa su lugar.


2. Para las aplicaciones concretas de esta idea puedes usar las si­guientes variaciones:

Esto supone un problema para mí que quiero que se resuelva.

El milagro que se encuentra tras este resentimiento lo resolverá por mí.

La solución de este problema es el milagro que el problema oculta.


3. Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

La única razón de que parezca tener problemas es que estoy usando el tiempo indebidamente. Creo que el problema ocurre primero, y que debe transcurrir cierto tiempo antes de que pueda resolverse. No veo el problema y la solución como acontecimien­tos simultáneos. Ello se debe a que aún no me he dado cuenta de que Dios ubicó la solución junto al problema, de manera que el tiempo no los pudiera separar. El Espíritu Santo me enseñará esto si se lo permito. Y comprenderé que es imposible que yo pudiera tener un problema que no se hubiese resuelto ya.


4. Las siguientes variaciones de la idea de hoy resultarán útiles para las aplicaciones concretas:

No tengo que esperar a que esto se resuelva.

La solución a este problema ya se me ha dado, si estoy dispuesto a aceptarla.

El tiempo no puede separar este problema de su solución.

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