Reflexión Lección 71 Día 12 de Marzo. Un Curso de Milagros. Helen Schucman. Solo Por Hoy. Coda.

-soloporhoy.net


Plegaria Solo por Hoy
"Dios Concédeme la Serenidad para Aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que sí puedo y Sabiduría para distinguir la diferencia."

Así Sea. Así Sea. Así Sea.


El Milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano, así como mi hermano también. Es una comunicación directa con Dios, tal y como lo concibas, indicando que la condición aparente entre Dios y el hombre es una falsa separación. Un milagro es una reparación a través del perdón. El propósito de estas lecciones es entrenar a tu mente para esta transformación. Nada irreal existe, nada real puede ser amenazado; en eso radica la Paz de Dios. Meditaciones Solo por Hoy. Literatura Codependientes Anónimos.


LECCIÓN 71

SÓLO EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACIÓN TENDRÁ ÉXITO.


1. Tal vez aún no te hayas percatado de que el ego ha urdido un plan para la salvación que se opone al de Dios. 

Ese es el plan en el que crees. Dado que es lo opuesto al de Dios; crees también que aceptar el plan de Dios en lugar del del ego es condenarte. Esto, desde luego, parece absurdo. Sin embargo, una vez que hayamos examinado en qué consiste el plan del ego, quizá te des cuenta de que, por muy absurdo que parezca, es ciertamente lo que crees.


2. El plan del ego para la salvación se basa en abrigar resentimien­tos. 

Mantiene que, si tal persona actuara o hablara de otra manera, o si tal o cual acontecimiento o circunstancia externa cambiase, tú te salvarías. De este modo, la fuente de la salvación se percibe constantemente como algo externo a ti. Cada resenti­miento que abrigas es una declaración y una aseveración en la que crees, que reza así: "Si esto fuese diferente, yo me salvaría" El cambio de mentalidad necesario para la salvación, por lo tanto, se lo exiges a todo el mundo y a todas las cosas excepto a ti mismo.


3. El papel de tu mente en este plan consiste, pues, en determinar qué es lo que tiene que cambiar -a excepción de ella misma­- para que tú te puedas salvar

De acuerdo con este plan demente, cualquier cosa que se perciba como una fuente de salvación es aceptable, siempre y cuando no sea eficaz. Esto garantiza que la infructuosa búsqueda continúe, pues se mantiene viva la ilusión de que, si bien esta posibilidad siempre ha fallado, aún hay motivo para pensar que podemos hallar lo que buscamos en otra parte y en otras cosas. Puede que otra persona nos resulte mejor; otra situación tal vez nos brinde el éxito.


4. Tal es el plan del ego para tu salvación. 

Seguramente habrás notado que está completamente de acuerdo con la doctrina básica del ego que reza: "Busca, pero no halles". Pues, ¿qué mejor garantía puede haber de que no hallarás la salvación que canali­zar todos tus esfuerzos buscándola donde no está?


5. El plan de Dios para la salvación es eficaz sencillamente porque bajo Su dirección, buscas la salvación allí donde ésta se encuentra

Pero si has de tener éxito, como Dios promete que lo has de tener, tienes que estar dispuesto a buscarla sólo allí. De lo contrario, tu propósito estará dividido e intentarás seguir dos planes de salva­ción que son diametralmente opuestos en todo. El resultado no podrá ser otro que confusión, infelicidad, así como una profunda sensación de fracaso y desesperación.


6. ¿Cómo puedes librarte de todo esto? Muy fácilmente. 

La idea de hoy es la respuesta. Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito. En esto no puede haber realmente ningún conflicto porque no existe ninguna alternativa al plan de Dios que te pueda salvar. El Suyo es el único plan cuyo desenlace es indudable. El Suyo es el único plan que tendrá éxito.


7. Que nuestra práctica de hoy consista en reconocer esta certeza. 

Y regocijémonos de que haya una respuesta para lo que parece ser un conflicto sin solución. Para Dios todo es posible. Alcanza­rás la salvación por razón de Su plan, el cual no puede fallar.


8. Comienza hoy tus dos sesiones de práctica más largas pen­sando en la idea de hoy y observando que consta de dos partes, las cuales contribuyen en igual medida al todo.

El plan de Dios para tu salvación tendrá éxito, pero otros planes no. No permitas que la segunda parte te cause depresión o enfado, pues esa parte es inherente a la primera. Y la primera te releva totalmente de todos tus intentos descabellados y de todos tus planes dementes para liberarte a ti mismo. Todos ellos te han llevado a la depre­sión y a la ira, pero el plan de Dios triunfará. Su plan te condu­cirá a la liberación y a la dicha.


9. Teniendo esto presente, dediquemos el resto de las sesiones de práctica más largas a pedirle a Dios que nos revele Su plan. 

Pre­guntémosle muy concretamente:

¿Qué quieres que haga?

¿Adónde quieres que vaya?

¿Qué quieres que diga y a quién?

Deja que Él se haga cargo del resto de la sesión de práctica y que te indique qué es lo que tienes que hacer en Su plan para tu salvación. Él responderá en la misma medida en que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta.


10. Durante las sesiones de práctica cortas repite con frecuencia que el plan de Dios para tu salvación, y solamente el Suyo, tendrá éxito. Mantente alerta hoy para no caer en la tentación de abri­gar resentimientos, y responde a esas tentaciones con esta varia­ción de la idea de hoy:


Abrigar resentimientos es lo opuesto al plan de Dios para la salvación.

Y únicamente Su plan tendrá éxito.


Trata de recordar la idea de hoy unas seis o siete veces por hora. No puede haber mejor manera de pasar medio minuto, o menos, que recordando la Fuente de tu salvación y viéndola allí donde se encuentra.

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