Reflexión Día 7 de Septiembre. Mujeres Que Hacen Demasiado. Anne Wilson Schaef. Solo Por Hoy. Coda.

-soloporhoy.net


Plegaria Solo por Hoy

"Dios Concédeme la Serenidad para Aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que sí puedo y Sabiduría para distinguir la diferencia."
Así Sea. Así Sea. Así Sea.


Las mujeres que trabajamos de más y hacemos demasiado, y llegamos a la conclusión de que muchas de nosotras, en principio, no nos definiríamos como adictas al trabajo. Sin embargo, hacemos demasiado, estamos demasiado ocupadas, pasamos todo nuestro tiempo cuidando a los demás y, en general, no nos cuidamos a nosotras mismas. Muchas de nosotras hemos cruzado la línea del comportamiento compulsivo, adictivo y autodestructivo y necesitamos hacer algunos cambios fundamentales en nuestras vidas. Meditaciones Solo por Hoy. Literatura Codependientes Anónimos.


 

PEDIR DEMASIADO DE UNA MISMA

Yo creo que el coeficiente intelectual cambia, y que el mío disminuyó considerablemente. Ya no soy muy competente en ningún campo. Mis hijos salieron muy bien adelante, pero no gracias a mí, sino a un padre estricto que no permitía ninguna tontería.

Anónimo.

¿Qué le pasó a esta mujer? ¿Adonde había llegado?


"Hoy estaré dispuesta admirar la posibilidad de que mi autocastigo sea una actividad arrogante y concentrada en mí misma que no es útil para mí ni para nadie".

Cuando leemos lo que dice de sí misma, tenemos la sensación de que está desapareciendo ante nuestros propios ojos.

Muchas de nosotras hemos tenido la experiencia de ser devoradas por nuestras familias, nuestros hogares, nuestros trabajos y nuestras vidas.

Una vez conocí a una mujer que solía mirar hacia atrás buscando huellas en la acera, porque tenía la extraña sensación de que su alma se escapaba por las plantas de sus pies y quería ver las pruebas de este hecho sobre la acera.

Puedo recordar un sentimiento de no existir como persona separada cuando solía trabajar en la mesa de la cocina y mis hijos estaban a mis pies creciendo.

También me sentía desaparecer cuando empezaban a gatear y pasaban de un lado del sofá al otro por encima de mí como si yo no estuviera. La vida puede, a veces, invitarnos a desaparecer.

"Nos sentimos desaparecer. Pero, ¡qué arrogancia supone para la mujer citada aceptar que sus hijos salieron bien adelante y que ella no tuvo nada que ver con ello! ¡Qué dedicación a la autoabnegación!"

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