Salud, Envejecimiento, Cromosomas y Telómeros. Solo Por Hoy. Terapias Complementarias.
La edad cronológica (cronométrica) indica el movimiento de las manecillas del reloj, pero esta magnitud física no tiene nada que ver con lo que sucede en el interior de nuestros cuerpos.
Las fases de un proceso biológico no poseen la misma cualidad o índole que las de un proceso físico en tanto que meramente sucesivo.
En el estudio fisiológico de los seres vivos, las fases de un proceso vienen determinadas por las dinámicas “del proceso intrínseco”, y no por las imposiciones de un elemento físico, como puede ser un reloj.
Por ejemplo, una persona alcohólica de 40 años puede tener el hígado de una de 80, mientras que un atleta de 75 años puede presentar la musculatura de una persona sedentaria de 55 años.
El tiempo pasa, sí, pero la edad biológica puede ser diferente a lo que indica el calendario.
Muchos de los parámetros que modifican la edad biológica de los tejidos vivos están completamente ligados al estilo de vida del individuo, pero existen otros conceptos que explican, en parte, por qué el proceso de envejecimiento celular en cada persona es único.
CROMOSOMAS Y TELÓMEROS
Los seres humanos presentamos, en cada una de nuestras células, el ADN encerrado en un núcleo. Mediante una serie de procesos que aquí no nos competen, la información del ADN es transportada del núcleo a los ribosomas del citoplasma celular, para que estos puedan sintetizar proteínas. La síntesis proteica es la base del metabolismo de los seres vivos, así que se podría decir que el ADN contiene toda la información necesaria para que la vida sea tal.
En los seres humanos, el ADN se condensa en cromatina, formando cromosomas. Cada célula no sexual de nuestro cuerpo (de forma general) posee 23 pares de cromosomas (46 totales), de los cuales 23 provienen del gameto femenino (n) y 23 del masculino (n), que al juntarse forman un cigoto (2n).
CROMOSOMAS
Película y matriz: cada cromosoma está delimitado por una membrana que encierra una sustancia gelatinosa.
Cromonemas: estructura filamentosa que compone cada una de las cromátidas hermanas (siendo una cromátida cada mitad del cromosoma con forma de “X”)
Cromómeros: sucesión de gránulos que acompañan al cromonema en su longitud.
Centrómero: lugar donde las dos cromátidas hermanas se juntan. Para que nos entendamos, es el centro de la “X”.
Telómeros: las partes terminales del cromosoma, sus “puntas”.
TELÓMEROS
El telómero es la punta del cromosoma. Los telómeros son regiones de ADN no codificante (no tienen información necesaria para la síntesis de proteínas) altamente repetitivas, cuya función es otorgar estabilidad a los cromosomas en las células eucariotas a lo largo de su vida. En base a la existencia de estas estructuras, podemos explicar de forma parcial dos fenómenos que quitan el aliento a todo ser humano: el envejecimiento y el cáncer.
ENVEJECIMIENTO
Durante la duplicación del ADN, los telómeros no se replican enteros.
Las células somáticas se dividen por mitosis y, para que esto sea posible, se tiene que duplicar el ADN de la célula primigenia que dará lugar a la estirpe de descendientes. Con cada proceso de replicación, y debido a ciertas características de las enzimas que lo hacen posible, los telómeros se van acortando.
La longitud de los telómeros en humanos decrece a una tasa de 24,8 - 27,7 pares de bases por año. Con el tiempo y la división celular, los telómeros de los cromosomas de las células descendientes se vuelven tan cortos que la célula ya no puede dividirse y, por tanto, con la muerte de las últimas entidades celulares se produce la muerte del tejido.
Es algo así como si quitamos un poco de agua cada vez que la pasamos de un vaso a otro. Al principio puede no notarse, pero después de repetir varias veces el proceso, ya no se puede hacer el trasvase, pues no queda agua que trasladar.
Por esto, se dice que los telómeros son un excelente marcador de la edad biológica: en base a su longitud, los científicos pueden estimar cuánto le queda por delante a un grupo celular y, por tanto, al organismo entero. El acortamiento telomérico es parte del proceso de envejecimiento normal, pero ciertos agentes asociados a un estilo de vida específico pueden fomentar el daño del ADN cromosómico y, por ende, a un acortamiento más rápido de los telómeros.
Este es el mecanismo de la vejez, por increíble que parezca, el propio cuerpo tiene la solución para la inmortalidad a nivel teórico, al menos en los primeros estadios de vida.
TELOMERASA
La telomerasa es una enzima encargada de mantener la longitud de los telómeros mediante la adición de secuencias genéticas repetidas. Este proceso biológico tiene “truco”: la actividad está presente en las células de la línea germinal y ciertas células hematopoyéticas, pero las células somáticas maduras inhiben su funcionalidad después del nacimiento. Así, es el propio organismo el que codifica su degradación programada.
TELÓMEROS Y CÁNCER
Estudios actuales sugieren que los seres humanos podríamos revertir el proceso de senescencia celular si incrementásemos artificialmente la actividad telomerasa en las células somáticas que forman los tejidos de nuestro cuerpo. Por desgracia, esto podría llegar a tener un doble efecto: en ambientes experimentales, si se estimula la actividad telomerasa y se inactivan ciertos genes de supresión tumoral, tiene lugar una inmortalización celular que promueve significativamente la aparición de un tumor.
El 75 - 80% de los cánceres surgido a partir de células somáticas presentan actividad telomerasa. Esto no quiere decir necesariamente que la telomerasa cause cáncer, pero todo parece indicar que los niveles altos de esta enzima son un claro indicativo de la posible malignidad de un tumor. Si una célula es inmortal, esta puede replicarse indefinidamente: estamos explicando casi palabra por palabra la formación de un cáncer.
TRATAMIENTOS ANTI-TELOMERASA
En cultivos celulares, los resultados son cuanto menos prometedores: en algunas líneas celulares cancerígenas, al inhibir la actividad de la telomerasa, se produce una muerte espontánea de la estirpe tras unas 25 divisiones, pues los telómeros se acortan y no pueden ser repuestos de ninguna manera.
El cáncer es uno de los problemas de salud más importantes y trágicos a día de hoy, pues tras cada muerte y cada cifra hay una historia de lucha, tristeza y esperanza. Un tumor neoplásico no es solo una agrupación de células que crecen de forma descontrolada: es miedo, una batalla de la ciencia contra la fisiología, aceptación o negación y, en el peor de los casos, la pérdida temprana de una vida.
Los mecanismos de senescencia celular nos ayudan a entender el envejecimiento de los tejidos y el proceso que nos lleva hacia la muerte, pero el objetivo final no es encontrar la inmortalidad. El verdadero reto, a día de hoy, es salvar todas aquellas vidas que penden de un hilo por un grupo de células rebeldes que mutaron para volverse en contra de su hospedador.
ELIZABETH HELEN BLACKBURN
Elizabeth Helen Blackburn descubrió que la secuencia única de ADN en los telómeros la determinan el envejecimiento y degradación de los cromosomas.
Galardonada en 2009 con el Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre cómo los telómeros y la telomerasa protegen a los cromosomas,
Los hallazgos de esta bioquímica australiana han abierto una importante vía en la investigación de nuevos tratamientos contra el envejecimiento y el cáncer.
ACTIVADORES DE LA TELOMERASA
Té verde. Es ricos en polifenoles, unos compuestos de origen vegetal con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Cúrcuma. Contiene curcumina, la sustancia que le da color y que tiene propiedades similares a los polifenoles. Puedes tomarla en infusiones o como aderezo en guisos, woks y ensaladas.
Salmón. Es uno de los pescados azules con más omega 3. Estos ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación y el daño oxidativo del ADN. Están también en frutos secos y semillas de chía.
Zanahoria. Rica en vitamina A, esencial en la respuesta inmunitaria y cuya deficiencia puede provocar un desgaste de los telómeros. Albaricoques, calabaza o huevos también son ricos.
Kiwi. Fuente importante de vitamina C, un antioxidante que ayuda a eliminar sustancias reactivas de oxígeno que podrían acortar los telómeros. Está también en pimientos y cítricos.
Aguacate. Rico en vitamina E, esencial para evitar la oxidación celular y limitar el daño oxidativo del ADN telomérico. La hallas también en el aceite de girasol, almendras y brócoli.
Rúcula. Contiene buena cantidad de ácido fólico o vitamina B9, que contribuye a la integridad del ADN e influye en la longitud de los telómeros. Las verduras verdes son las más ricas.
Arroz integral. Fuente incalculable de magnesio y zinc, necesarios para el buen mantenimiento del ADN. Los encontrarás también en plátanos, nueces, semillas de calabaza y chocolate negro.
Semillas de sésamo. Poseen coenzima Q10, antioxidante fabricado por las células que protege al ADN del estrés oxidativo. Además, puede modificar el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Llevar una alimentación más saludable como la dieta mediterránea.
Practicar ejercicio con regularidad.
Moderar el consumo de alcohol.
Afrontar las situaciones estresantes como retos, no como amenazas.
QUÉ DAÑA LOS TELÓMEROS?
Fumar. Fumar incrementa el estrés oxidativo, acelera el acortamiento de los telómeros y puede aumentar la tasa del proceso de envejecimiento. Un estudio en el que se analizaron los telómeros de leucocitos en mujeres indica que el ADN telomérico se pierde con una tasa de 24,8-27,7 pares de bases por año.
La genética y el estilo de vida. Son factores fundamentales que afectan a la longitud de los telómeros y la velocidad a la que estos se acortan. Estos factores son los que están implicados con enfermedades de muy diferente espectro que están relacionadas con los telómeros.
El dolor crónico y la ansiedad fóbica se encuentran en correlación con el acortamiento de los telómeros, lo cual sugiere que quienes padecen dichos trastornos envejecen de forma prematura.
Depresiones, traumatismos físicos o psíquicos e incluso la obesidad.
La ansiedad. Crisis de pánico y la agorafobia.
Diferentes tipos de cáncer.
Cardiopatías coronarias.
Hipertensión.
Diabetes.
Artritis.
Evitar el estrés crónico y el agotamiento laboral.
La exposición a la contaminación atmosférica.
Los telómeros revelan la exposición al estrés acumulada por un individuo y su capacidad para superar ese estado. Es decir, proporcionan una medida de la edad biológica, más que de la cronológica.
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"La vida es el estado intermedio entre el nacimiento y la muerte."
Om Shanti 🙏
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